En una noche de esas...

sábado, 8 de marzo de 2008



Hoy es una de tantas esas noches en las cuales no puedo dormir,
siento
tu voz dentro mío
y cada sílaba arranca un suspiro desde mi interior...
...lastima que cada uno de esos suspiros se ha llevado algo mas que aire,
se ha llevado mis pensamientos a un mundo de ilusiones,
un lugar lleno de castillos de algodón y princesas de mazapan.

Las manecillas del reloj van marcando el compás a mi mano temblorosa,
esta última me hacer recordar que soy humano
y disto mucho de de un príncipe de chocolate con ojos de almendra;
aún así despierto y trato de respirar cada día,
en lo posible del aliento que se escapa por entre tus labios color frutilla.

Cierro mis ojos pidiendo un simple deseo,
que los tuyos se cierren al ritmo de los míos
y tus latidos sean pauta para besos infantiles que te den la calidez de mi amor lunático.

Invitación al aire...

lunes, 25 de febrero de 2008



Te invito a desnudarme con la suavidad de tus manos, con la intrepidez de tu lengua, con el calor de tu mirada, con la humedad de tus besos y hasta con esos pensamientos ocultos que pasan por tu cabeza.

Te invito a conocerme, para encantarte en 2 segundos y defraudarte en 1… porque me reconozco humano y me desconozco inmortal; tengo tantos defectos que convertí en cualidad mi honestidad y trapee con mi inocencia el piso de lo desconocido.

Te invito a ser mas que un ente en mi vida, te invito a ser parte de algo grande que está por venir, no te pido ayuda ni menos ánimo, sólo observa… porque lo que se viene, no lo verás en ningún otro lado.

El Guerrero Vencido

sábado, 12 de enero de 2008



Entre las penumbras se dibuja la silueta del guerrero que venció en mil batallas, pero viene de perder la más importante en su vida… la lucha contra su reflejo. Mirenlo!!... esas gotas que caen de su rostro no son de sudor, ese sudor tan común después de la guerra; esas gotas son lágrimas que precisamente emanan por todo lo contrario, son esas que todos escondemos alguna vez en la vida y aparecen cuando menos las queremos.

Cabizbajo entró en sus posesiones, tomó una bocanada de aire que llenó sus pulmones y se acostó en su cama al ritmo que iba saliendo una delicada brisa por entre sus labios, cerró los ojos y mente en blanco se entregó a mundos de fantasía, sin saber si al otro día despertará… a esas alturas ya daba lo mismo.